miércoles, 10 de agosto de 2011

Federico Moccia

Después de ver la película ‘3MSC’, protagonizada por Casas, me quedaron ganas de más y no pude resistirme al encontrar en la biblioteca estos dos títulos: ‘A tres metros sobre el cielo’ novela de la película homónima y ‘Tengo ganas de ti’. Parte uno y dos de la historia de un joven romano, un poco broncas, un poco tierno.

Reconozco que ‘A tres metros sobre el cielo’, solo la he leído por encima, comprobando que discurría como la película del mismo nombre y centrándome en los pasajes que cambiaban. Volviendo a llorar con la muerte del ‘Pollo’, y alegrándome por la inexistencia de la bofetada.

En cambio me he zambullido de pleno en ‘Tengo ganas de ti’. La historia me parece mucho mejor que la primera. He de reconocer que me gusta que la gente se curre lo que consigue en la vida, que persiga sus sueños y si es el amor con más razón. Además Gin tiene más carácter y es mucho más inteligente de lo que nunca será Babi. A quién por otra parte no me gusta como retrata este libro. En el primero no da la imagen de ser tan interesada y tocapelotas.
Los dos libros están escritos en primera persona, he de reconocer que es un tipo de escritura que me atrapa. Además las transiciones de un personaje  a otro son muy rápidas lo que lo convierte en un texto ágil con el que deseas continuar hasta acabar.
El único inconveniente es que vi primero la peli, no porque no estuviera bien hecha, diferencio, intento no comparar y aunque sea la misma historia considerarlo desde perspectivas distintas. Es como ver dos películas sobre Robin Hood, por ejemplo, todas son maravillosas aunque traten la historia desde puntos de vista distintos. No, el problema es que no me he podido inventar caras para los protagonistas. Step, H en la peli, era inevitablemente Mario Casas, lo que por otra parte no está mal, porque hace muy bien su papel de matón barriobajero con ojillos tiernos. Además de estar como un queso. Es como Aragorn, protagonista de mi trilogía favorita ‘El señor de los anillos’, desde que vi las películas tendrá siempre la cara de Viggo Mortensen, que no está nada mal pero yo prefiero la que le había puesto quince años antes.

miércoles, 3 de agosto de 2011

La Saga de los confines

 
                Liliana Bodoc es una argentina que con la trilogía ‘Los Días del Venado’, ‘Los Días de la Sombra y ‘Los Días del Fuego’ que componen ‘La Saga de los Confines’,  ha recreado con una fantasía excepcional,  en un mundo al más puro estilo Tolkien, la llegada de los españoles a América.
                Hay un malo, malísimo como en El Señor de los Anillos, Misaianes, hijo de la Muerte. Llama a los dos continentes distanciados: Tierras Antiguas y Tierras Fértiles. Un Señor del Sol traiciona a su pueblo y a todo el continente facilitando el acceso de los invasores. La magia está controlada por los Magos del Recinto en las tierras antiguas, clara alegoría al clero, mientras que los brujos y magos de las tierras fértiles están más conectados al cielo y a la tierra. Hay héroes como los guerreros Dulkancellin y Thungür, y personajes normales, un bardo en este caso, Cucub, al que las circunstancias convierten en héroe.
                He tardado casi cuatro meses en leer las mil doscientas cincuenta páginas de la saga, porque no podía leer mucho seguido. Es una fantasía, tan bien cocinada, tan dulce, tan poética que tenía que hacer descansos y leer otras cosas para ir digiriéndola. Me ha gustado muchísimo, creo que es una obra maestra. Es como esos pasteles de miel y pasta de almendra que con el primer bocado piensas que te comerás una docena, con el segundo dudas en comerte otro y con el último bocado te sientes llena, como si te hubieras comido el panal y el almendro del que colgaba entero.

lunes, 1 de agosto de 2011

Organízate con eficacia de David Allen

Organízate con eficacia de David Allen
De la Editorial Empresa Activa.
Por unos 14 € aproximadamente.



Parafraseando a mi mejor amiga: Tengo que organizarme. Y este libro me ha sido de gran ayuda. Pensado en principio para el mundo empresarial, lo puedes adaptar perfectamente a la vida cotidiana. Hago muchas cosas al cabo del día; pero, por la noche derrotada en el sofá, tengo la sensación de no haber hecho mucho, de no haber hecho lo importante, de no llegar. Hace tiempo empecé a hacer listas de los libros que leía, porque la montaña no decrecía, me pasaba horas leyendo, pero la columna de libros pendientes no bajaba del metro. Me di cuenta que leía mucho, más de diez libros al mes, pero que añadía unos quince que quería leer con lo cual siempre tenía más pendientes de lo que me daba tiempo a leer. Y así con el resto de actividades. Hice otra lista, esta vez de lecturas prioritarias y me encontré con el mismo problema, antes de terminar de leer los títulos que tenía para ese mes, ya me esperaba una enorme lista para el siguiente mes.

El concepto de tener ‘un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio’ es viejo pero difícil de aplicar en este jaleo de vida, donde todo son prisas y se necesitan las cosas para antes de ayer. La prioridad debe ser lo que de verdad anhelas. Solo si haces lo que realmente quieres funcionará. Cuando nos divertimos el tiempo se nos pasa volando y además somos mucho más productivos.

El problema es decidir cuáles son nuestras prioridades, que es lo que realmente nos importa. Allen sugiere que hagamos listas de lo que queremos a corto, medio y largo plazo. Parece fácil pero no lo es, concretar en una hoja de papel cual quiero que sea mi situación, de manera realista, dentro de cinco años me crea ansiedad. Pues bien esa angustia la tenemos en el inconsciente amenazando con salir en el momento más inoportuno, si dedicamos un rato a pensar en ello y lo ponemos por escrito desaparece de ese caldo de cultivo que son las preocupaciones innecesarias, la incertidumbre del mañana. ¿Y lo mejor? Que lo puedes, lo debes, revisar regularmente, porque ¡Podemos cambiar de opinión! Lo que hoy consideramos importante, mañana con más datos y en otra situación tal vez no nos parezca tan urgente. En ‘Organízate con eficacia’ se recomienda revisar el corto plazo todas las semanas, el medio plazo todos los meses y el largo plazo una vez al año. Y dividir todas las facetas de la vida igual en listas de corto, medio y largo plazo, para poder revisarlas periódicamente. Por mi parte el revisar todo una vez a la semana en lugar de suponerme una pérdida de tiempo me parece un ahorro importante, sobre todo porque el resto de la semana no me tengo que preocupar, lo dejo en tareas pendientes, pero sé que en unos días le daré salida.

Si sabes que quieres, debes pensar en los pasos para conseguirlo. Todo empieza con un pequeño gesto. Para irnos de vacaciones, tal vez lo primero que debamos hacer es decidir dónde. Una lista de primeras acciones a realizar para cada uno de nuestros proyectos de vida, nos puede facilitar mucho el trabajo. ¿Qué hago ahora? Una llamada de teléfono, leer el proyecto, escribir el informe, recopilar datos para la estadística… Si sabes que quieres y decides que tienes que hacer, puedes aprovechar los ratos muertos en el autobús, esperando a un amigo, etc.

La regla de los dos minutos es lo más eficaz que me he encontrado nunca. Consiste en si surge algo que se puede hacer en menos de dos minutos, por ejemplo: concertar una visita con el médico, regar las plantas, preparar la mochila del gimnasio de mañana, escribir una nota al profesor de tu hijo, etc. Es increíble la cantidad de cosas que se pueden hacer en sólo dos minutos y lo que te liberan. También es cierto que una acumulación de tareas de dos minutos suman horas, pero de todas formas debías hacerlo.

He hecho un resumen a mi manera del libro. Lo puedes descargar aquí.